La importancia, en este tipo de prácticas, es que haya confianza en la relación, para evitar problemas secundarios como celos, peleas o rupturas
«Tengo 46 años, estoy felizmente casada, tengo un hijo de 25 años y desde hace dos, hago intercambio de parejas con mi marido. No lo hacemos a menudo, tan solo en ocasiones especiales que sabemos que nos va a venir bien». Así empieza su testimonio Pepi Sol, nick que utiliza como usuaria en la red social Victoria Milan, para personas que buscan una aventura fuera del matrimonio.
Sol continúa así: «Nos casamos muy pronto, no habíamos tenido relaciones con nadie más. Somos de un pueblito de Ávila y la vida aquí es monótona, también el matrimonio después de tantos años. No es que tengamos muchas aventuras, porque aquí es complicado, pero sí aprovechamos en ocasiones cuando viajamos, por ejemplo».
El testimonio de esta usuaria es el fiel reflejo de la realidad de muchas parejas, concidiendo en algo: todo se hace pensando en la unión del matrimonio. Es decir, «esa aventura que buscan los usuarios no implica apartar a la otra parte de la pareja de ella, sino más bien hacerla partícipe como en el caso de los intercambios».
Y así lo subraya Sol: «Tenemos un matrimonio abierto, pero de vez en cuando nos gusta hacer este tipo de actividades juntos. No siempre hemos tenido sexo con la otra pareja, pero disfrutamos cuando ellos nos ven y cuando les vemos a ellos».
Todo sigue igual o mejor
«Muchas parejas acuden al intercambio de parejas huyendo de la monotonía o por la ausencia de deseo en la relación. Después de practicar el intercambio es como que se erotizan y se cargan de deseo, recordando los momentos vividos en el cambio, aumenta el deseo en su propio matrimonio», afirma Ruth González Ousset, sexóloga, terapeuta de pareja y profesora en el Experto en terapia sexual y de pareja en la Universidad Autónoma de Madrid.
El matromonio sigue. «Todo ha mejorado, aunque las peleas matrimoniales continúan, pero eso no tiene nada que ver con esto. Esas son normales en las parejas», apunta la usuaria Pepi Sol. «Desde que hablamos abiertamente, compartimos fantasías con otras personas y vemos cómo disfrutamos del nuestro sexo con otros».
A la hora de decidir con quién y para qué, en España hay igualdad de opiniones. Según el estudio realizado por Victoria Milan, en la mitad de los casos, se decide de manera consensuada por ambos miembros de la pareja. Tan solo un 37,5 por ciento de las españolas reconoce que es la mujer quien toma la decisión de manera individual.
Confianza y celos
Parejas consolidadas, con total confianza y con una comunicación buena entre ambos. Con unas pautas así, los problemas secundarios (celos, sentimientos por otras personas, discusiones…) a la hora de hacer intercambio de parejas no deberían florecer. «Lo más recomendable es que la pareja esté consolidada. Abrirla para intentar arreglar algún problema entre ellos es lo menos aconsejable porque ahí es cuando surgen las inseguridades y los miedos»
«Muchas parejas acuden a consulta para que les asesore a la hora de abrir su relación. A veces, después de un intercambio, algunos de los miembros de la pareja se compara o piensa que lo ha pasado mejor con la otra persona y aparecen los celos», continúa la sexóloga, que también apunta que «no es lo normal en parejas que están seguras del paso que están dando».
Según datos del estudio, el 57 por ciento de las mujeres españolas admitió haber sentido principalmente celos durante los intercambios sexuales con sus parejas (entre otros sentimientos como comodidad, confianza, nerviosismo o agresividad).
«Al principio es complicado hacerse con la situación, porque es verdad que se desconfía, se sienten celos a veces… Pero cuando hay confianza, se habla y se comparte todo», cuenta Sol.
Relación «no convencional»
La práctica de intercambio de parejas rompe con lo que socialmente se está acostumbrado. «Por supuesto que hacer esto «destruye» la imagen de pareja convencional, en la que la monogamia está presente y donde solo pueden tener relaciones sexuales los dos miembros del matrimonio entre ellos», afirma González Ousset.
«Cada pareja es un mundo y, por eso, es importante no juzgar. Nuestros amigos o familia no saben que hacemos esto porque nos juzgarían», concluye la usuaria Pepi Sol, quien en estos dos últimos años, ha hecho seis intercambios de pareja.